E n nuestra visita al Monasterio nos hemos culturalizado más, ya que hemos podido apreciar las antigüedades artísticas y religiosas que posee el establecimiento. Desde la entrada de su lugar de rezo hasta el mínimo rincón de su biblioteca. Cada lugar de este Monasterio consta de alguna utilidad y a la vez posee un estilo barroco propio de los siglos XVII-XVIII.
Su hermoso patio nos impresionó mucho ya que en él hay una fuente con una serie de leones esculpidos al igual que en una ciudad de España. Su biblioteca posee desde los huesos de un santo hasta las últimas escrituras de una reina de Inglaterra, fue fascinante saber que allí se guardan algunos pergaminos y fósiles de años ancestrales.
Al comenzar nuestra visita lo primero que aprendimos fue los dos oficios que más realizan a lo largo del día los monjes, como dice su lema: “ora et labora”. El primero es rezar, esto lo hacen cinco veces diarias y lo segundo es que trabajan tanto para el convento como trabajos comunes tales como: jardinería, lavandería, biblioteca, cocina, estudio, etc. También tienen una obra social que atiende a personas pobres y sin recursos. A esta obra acuden más de cincuenta personas semanales.
Como dato curioso nos informamos de que al momento de decidir ser monje debes superar ciertas pruebas previas, estas duran varios años. El joven que se siente llamado por Dios debe aprender la vida comunitaria monástica y de oración realizando el aspirantado y el noviciado, que son etapas que duran dos años. Tras las cuales, el candidato puede hacer los votos solemnes para dedicarse a Dios en la vida comunitaria y la oración.
Otro dato curioso es que los monjes disponen de una hospedería monástica, no un hotel. Quien quiere ir a hospedarse debe tener en cuenta guardar SILENCIO. El fin de la hospedería monástica es el encuentro con Cristo; recibimos a los huéspedes como al mismo Cristo, decía el monje Rayco.
N o está de más decir que como todos sabemos los monasterios se encuentran en lugares aislados de la ciudad, alejados del típico ruido de la vida cotidiana, en el Monasterio benedictino de Santa Brígida se puede disfrutar de un ambiente puro y muy tranquilo, tanto para reflexionar, relajarse o estar en contacto con Dios.
Durante la visita nos dimos cuenta de la asombrosa perseverancia que puede llegar a tener un monje con tal de tener su vida enfocada hacia Dios, todos sabemos que no es fácil, sin embargo estas personas nos enseñan que todo es posible y que con fe y esfuerzo todo lo que nos proponemos se puede lograr.
¡Nos ha encantado conocer más la vida de los monjes!
Hecho por: Marolyn Dayan Guzmán Álvarez y Cecilia Lanza Midence, 3º B ESO
Martes 13 de enero de 2015.
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